Acerca de
Telegrafo
Hace un siglo, la prensa calificó al Hotel Telégrafo como uno de los hoteles más modernos de la ciudad y de la región. La reciente restauración, de una punta a la otra, hace que hoy el Telégrafo vuelva a competir por esos mismos elogios.
La renovación de este hotel fue deliberadamente diseñada para combinar lo antiguo con lo nuevo. Un ejemplo de ellos son los arcos originales con ladrillos expuestos, que contrastan muy bien con el colorido y minimalista mobiliario italiano en la zona de recepción y del bar.
A principios del siglo XX, la propiedad tenía el único cable telegráfico de Cuba (de ahí su nombre); por lo que se convirtió en uno de los favoritos de los hombres de negocios, quienes podían llamar directamente a Nueva York desde sus habitaciones.
Por aquella época esta zona era un hervidero de actividad intelectual y artística; cuando las lumbreras de todo el mundo venían a La Habana a escribir, improvisar, pintar o disfrutar de la inimitable cultura de cafés y cabarets. Una pintura en el restaurante (se dice que sirve la mejor hamburguesa de la ciudad) proclama que quien es huésped del Telégrafo nunca se quedará en ningún otro lugar.
Tanta confianza tiene el personal en que los huéspedes volverán después de haber probado el Telégrafo, que animan a los clientes a llenar con precisión los datos de sus cumpleaños durante el check-in. Nadie deberá sorprenderse cuando abra la puerta de su habitación y encuentre una torta o una botella de vino si su próxima estancia coincide con su cumpleaños.