Cayo Santa María, se localiza al norte de Villa Clara, en el ecosistema de Bahía Buenavista, declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, por ser rico en especies endémicas protegidas por una playa de incomparable belleza, con más de 10 kilómetros de arena blanca y un mar con variados tonos de azul. Un camino sobre el mar de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace entre la mayor ínsula del archipiélago cubano y los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, entre otros. La propia naturaleza creó las condiciones para el ocio, al disponer una barrera coralina que permite atenuar en las playas la fuerza de los vientos y evitar además las incomodas marejadas, con lo cual queda listo un escenario único para acoger a miles de vacacionistas cada año. Un sistema de canales se convierte en un verdadero laberinto acuático entre los cayos, a la vez que ofrece un enorme potencial para los programas de turismo de contemplación y la actividad náutica. Además del potencial turístico de la región, existen condiciones únicas para que lo cayos sea un paraíso para la flora y la fauna local. Cayo Santa María es el hogar de grandes colonias de flamencos, grullas y aningas, mientras que los fondos marinos son habitados por algas. En el cayo también habitan anfibios, moluscos, reptiles, mamíferos y aves. Una de las aves que se encuentran en este cayo es el Tocororo, el cual es el ave nacional de Cuba, así como pájaros carpinteros y halcones. Entre los mamíferos en encuentran ciervos y jutías. El cayo tiene un remanente de culturas precolombinas en cavernas cercanas a las playas, las cuales cuentan con hermosos paisajes subacuáticos.